Cuentos completos: Henry Simon Leprince

Este relato es desolador. No, no puedo pasarme la reseña de todos los relatos de Bolaño diciendo que son desoladores. Más adelante os explico el porqué de esta desolación, pero primero; ¿Quién es Henry Simon Leprince?

Henry Simon Leprince es un escritor francés mediocre. Leprince, a pesar de su apellido de nobleza es de baja cuna y de izquierdas. En un mundo de preguerra nadie le presta atención. Pero como siempre ocurre, sin que nadie pretenda evitarlo, empieza la guerra. Otra vez. Y en esos períodos se forman bandos y el hecho de apoyar a uno te hace ganar valor como individuo, como escritor. Y eso le proponen a Henry, escribir para revistas de corte fascista, ser publicado en editoriales derechistas que tienen claro quienes quieren que ganen y dan su apoyo cultural e interpretativo de la realidad. Henry, que como dije es un escritor mediocre, se le presenta una oportunidad de triunfar, se le abren todas las puertas, por fin puede ser reconocido y bien pagado por su trabajo. Y él, contra la lógica de mercado, decide anteponerse a eso. Se une a la resistencia francesa para combatir a los alemanes lo mejor que puede. Protege autores famosos, izquierdistas que necesitan refugios secretos porque están siendo buscados, sigue escribiendo aunque a sabiendas que no llegará a más y se percibe a sí mismo como un escudero de los grandes.

y ahí es donde la literatura es más interesante, en ese punto donde una alimenta a la otra y la transforma. La literatura es realidad y la realidad literatura.

¿Necesitan los grandes nombres de la historia escuderos? Nadie logra fama solo con sus habilidades, suerte y proezas porque eso nunca es suficiente. Hace años pensaba en quienes habrán sido los mejores músicos, las mejores escritoras, los mejores actores, las mejores escultoras, los mejores cómicos, las mejores científicas… Y creo que probablemente haya muerto en la infamia cada uno de esos grandes nombres porque no pudo desarrollarse tanto al no recibir ayuda, al encontrarse en un yermo insalvable, al estar solo, desolado, frustrado. Lo cual significa que los mejores solo pueden ser quienes además de su talento reciben ayuda de los demás, gozan de la protección de sus escuderos. Aquí entramos en otro punto y es la ambición. En una sociedad tan jerárquica y con esa falsa excusa de la meritocracia en la que vivimos, ser escudero, en teoría es es un escalón más por subir a la que haya una oportunidad, y así se comportan muchos escritores actuales, procurando la amistad de los grandes, ya viejos y ricos, buscando que les cedan su silla por buen comportamiento. Sin embargo en este relato, Leprince hace algo bien distinto, asume su lugar y cuida de la banda que le parece la buena, la que debe prevalecer, tiene una visión de conjunto. Lo que elige Henry es un mundo literario concreto, el que a él le ha llenado y provocado grandes emociones. Leprince cuida de su mundo porque eso es lo que le importa, más que sí mismo. Si Leprince fuera literatura probablemente sería literatura soviética anteponiéndose a la literatura nazi, una con un gran sesgo, donde el sacrificio de todo se hace por el uno.

Empecé diciendo que éste relato también es desolador porque al igual que Sensini te hace pensar en la miseria del mundo literario, en todos aquellos autores que por mucho que escriban, lean y aprendan quizá permanezcan en el absoluto anonimato y jamás puedan recoger los frutos de su entusiasmada obra. Sin embargo, el enfoque quizá más interesante sea el de la visión que quieras asumir en todo esto. Quizá algo peor que no ser recompensado por toda la obra que das al mundo puede ser el lamer culos, botas y otras partes íntimas con tal de lograr ese reconocimiento. ¿Vale la pena? En una visión puramente materialista sí, desde luego, porque no hay nada más que eso por lo que luchar. En mi visión personal, donde lo material abraza a lo espiritual, el equilibrio es la búsqueda, ir de arriba a abajo para ir de abajo arriba, espiritualizar la materia para materializar la espiritualidad. Ergo, escribir para publicar y publicar para ser leído, inspirar con lo escrito y leer para escribir. Tan solo ser partícipe. Compartir. Ser valorado o no serlo no entra en el juego, tan solo estar ahí y dar al igual que hemos recibido al leer grandes, emocionantes e inspiradoras obras que han afectado tan fuerte a la psique que han provocado cambios en la realidad, y ahí es donde la literatura es más interesante, en ese punto donde una alimenta a la otra y la transforma. La literatura es realidad y la realidad literatura.

Seguiremos con el cuento Enrique Martín, podéis leer la reseña anterior, Sensini.

Cuentos completos: Henry Simon Leprince

Cuentos Completos: Sensini

Seguimos las reseñas de los cuentos completos de Bolaño.

La colección empieza por su antología: Llamadas Telefónicas.

Sensini es un relato desolador, para un escritor con ciertas pretensiones laborales al menos. Roberto Bolaño nos relata acerca de la relación entre dos autores y sus vidas personales. Como se conocen a través de un certamen de prosa local y sobre la precariedad de un escritor por bueno que sea éste. Es desolador. Desolador ver como grandes relatos, novelas y poemas pueden llegar a caer en el olvido incluso antes de ser bien y/o muy leídos por causas mercantiles y puramente pragmáticas. Es…en una palabra… desolador, vivir, por mucho que se trabaje, ame y mejore la calidad literaria, siempre cabe la posibilidad de no rozar nunca el éxito, y encontrarse a uno mismo enviando relatos y poemas a decenas de certámenes para ganar pequeños premios en metálico que te permitan pagar facturas y seguir escribiendo. Pagar facturas con literatura, conseguir hacerlo, sobrevivir. Este relato aparta todo aquello que tanto puede enorgullecer a un artista, hablar de su arte, de lo magnífico que es, de lo mucho que transmite, de su profundidad y se centra en lo material, en el hecho de la sencilla necesidad de comer, de vivir, de pagar los gastos básicos. Los escritores también comen.
Recuerdo que antes de leer este cuento ya lo había escuchado en audiolibro. Fue el primero que escuché de Bolaño y comprendí mejor las palabras del chileno en una de sus pocas entrevistas que se pueden ver en Youtube. Le preguntaron algo y él comenzó a hablar de lo efímero de ser escritor. Reflexiona y se ríe de todos los autores de su época que creen que van a perdurar para siempre en la historia y que su obra es de gran calidad y transcendencia. Afirma que Cervantes y Shakespeare se olvidarán también, que incluso ellos, alcanzando probablemente la cota más alta en el mundo literario, serán olvidados tarde o temprano. Es decir, la literatura es un mundo habitado por canallas de gigantesco ego e ignorancia respecto a su posición en el mundo. Sensini reflexiona, entre otros temas, sobre la fragilidad. El hecho que un autor que Bolaño admiraba profundamente y que ya estaba consolidado como un gran prosista se presente a un concurso regional, de tercera división, junto a él que por aquel entonces era desconocido, le afecta gravemente. Significaba que el vivir de escribir, el vivir bien, de escribir solo libros propios, estaba aún más arriba. Había que ser el número uno más vendido o quedar entre los diez mejores. Por debajo de eso, a pesar de la fama y la calidad, no se podía vivir de las regalías. Qué locura. Bolaño reflexiona sobre los certámenes literarios. Nunca gana el mejor, en el último concurso en el que participó ganó una mención. Y él sabía que era mejor que el segundo premio, además, Sensini (Di Benedetto), también quedó finalista. Su relato era el mejor de todos. Pero eso siempre ocurre, se dice a sí mismo.
Al menos puede conocer así a un maestro de los certámenes, Luis Antonio Sensini. Sensini pagaba sus facturas a base de concursos de relato. Para participar en más a la vez solía cambiarle el título a uno y lo volvía a enviar a otros concursos. Siempre funcionaba. Arturo (Roberto Bolaño) decide escribirle y así inician una relación epistolar. Arturo vive solo, en una casa prestada en el campo, en Girona, Catalunya. Sensini vive con su mujer y su hija en Madrid, donde la vida es más cara. Tanto es así que Belano descubre que su casa es más grande que la de Luis Antonio. Ambos autores se hacen amigos, compiten juntos en varios concursos, hablan de la vida, de literatura, comparan autores favoritos, pero sobretodo hablan de lo difícil de vivir de escribir. Antonio aconseja lo mejor que sabe sobre cómo ganar concursos y endiosa el valor que tienen para él. Belano se mantiene en el pesimismo. Sabe que si no hubiera apostado todo a la literatura a estas alturas seguramente no estaría sufriendo tanto ni tan a menudo. Sabe que Literatura+enfermedad= Enfermedad. Pero no por eso se rinde, y sigue haciendo lo único que sabe hacer y lo casi único que goza plentamente. A parte de leer y escribir Arturo Belano tiene una tercera pasión, el sexo. Ahí entra quizá el único tema que se aleja de la literatura de una manera curiosa y enturbiece lo que iba a ser un relato bastante serio con un único tema. Luis Antonio le manda una fotografía de su familia a Belano, quien la guarda como un tesoro y la revisa una y otra vez. Fijando su atención en la niña, la pequeña hija de su amigo. Es hermosa, es una mujer hermosa de grandes pechos. Es… adolescente, una bella adolescente. Sensini es un exiliado político argentino y en un momento de la historia el dictador Videla cae y es seguro volver a su país sin arriesgar la vida. Sensini ya está mayor, no lo reconoce pero sabe que solo quiere volver a su país a morir allí. Y eso hace. Pero su hija, ya mayor de edad, se queda en España y decide visitar a Arturo Belano que ya había dejado de recibir respuestas de su amigo Sensini para decirle que su padre había muerto. Se quedan en la casa de B ella y su novio y viven un extraño y tierno momento donde beben alcohol juntos y mantienen una conversación relajada.

Esa parte me pareció misteriosa. Por un lado, me hizo gracia que casi siempre que se habla de una mujer y el escritor es un hombre heterosexual, esa mujer tiene unas buenas tetas y se tiene que decir. Lo segundo es que con la de datos reales que deja Bolaño en el relato, como la casa en el campo, su nombre y la relación epistolar que fue en realidad con el escritor Antonio Di Benedetto, Bolaño se arriesga mucho. Es muy valiente. No es algo que no supiera a estas alturas. He leído suficientes obras de Bolaño para conocer de sobra su valentía. Sin embargo estoy descubriendo en sus relatos como un extra, un extra de picante en valentía literaria. Puede que en sus novelas se relajase un poco o quedara más sutil sus actos de rebeldía, picardía, insultos y ataques de todo tipo.

Seguiremos con el relato Henry Simon Leprince.

Podéis leer la reseña del prólogo (si, si) de la escritora Lina Meruane aquí.

Cuentos Completos: Sensini

Cuentos completos de Bolaño

He comprado una recopilación de todos los relatos de Bolaño. Con la misma inercia, reseñaré cada relato empezando por Nunca más volvió a Verlo. Que no es un relato de Bolaño sino de Lina Meruane. Bueno, técnicamente es el prólogo, pero no es un prólogo al uso, no, es un homenaje al estilo de Bolaño e incluso sus temas. Por eso he decidido reseñarlo también como un relato que abre la recopilación.

Mi propuesta literaria está en relación directa con mi vida. La propuesta literaria, el poema del poeta, es el poeta mismo. Siempre, ¿sabes? Siempre.

Roberto Bolaño

Nunca más volvió a verlo

<<M conoce a B. Siente algo así como una conexión y le gustaría expresarlo de un modo menos cursi pero igual de sincero. B fuma un cigarrillo y la ceniza le cae encima de un libro muy desgastado titulado Poemas y antipoemas. M no conoce el autor, solo que es chileno, como B y que probablemente es un poeta conocido solo por escritores como B. B observa que la mirada de M repasa el libro y él le responde que Parra escribe sobre clavos y ataúdes. Ataúdes y ataúdes. M asiente. M ha desentrañado múltiples hilos en la literatura de B, tantos que no puede evitar pensar que ha alcanzado su corazón. De éste, su corazón, cuelga un medallón mexicano, de un metal pobre a la vez que imperturbable. Se diría que tan solo es hierro medio oxidado si no fuera por esos brillos tan cercanos y a la vez indescriptibles para M, o para cualquiera que no sea como B, que podría escribir miles de palabras hablando de los destellos que rebotan en el medallón. B confía en esa pieza, sabe que es lo único que puede protegerle contra todo. Literatura + enfermedad= a poesía y ésta igual a derrota.

M está asustada porque le encargaron entrevistar a B. No quiere enfrentarse a los juegos dialécticos de B, ella es como Prince, o al menos así se percibe a sí misma, ella es una escudera, pelea, escribe y hasta publica de vez en cuando pero si fuera un personaje de la obra de B (lugar donde encajaría igual o mejor que en la realidad), sería una escritora fracasada. Una autora que vagabundea en alguna capital europea. Una habitante de biblioteca, una camarera de cualquier restaurante turístico, recepcionista en un hotel o con suerte en un museo o dependienta de un kiosco. M, sin embargo, mantiene el espíritu transgresor por puro deporte. Dice que no hay necesidad de ser antisistema ni tampoco declararse una rebelde para escribir con libertad, con copiar mejor y trabajar duro es suficiente. M acepta la entrevista con B. Quedan en un café, en Girona, el 13 de mayo de 2003. B tiene cara de haber hecho algo monstruoso. La primera pregunta de M es si ha matado a alguien, a lo que B le responde que no, que mucho peor que eso, ha dado vida a uno. M le pregunta que a qué se refiere y B sonríe con una palidez espectral y se levanta para pedir en la barra una manzanilla. B se lia un cigarrillo y M, sorprendida, le pide uno para ella a la vez que pide al camarero un café con leche de soja. B afirma haber creado una obra diabólica, su resumen del horror literario. No, no un resumen, un compendio o una enciclopedia del mal literario o una novela atroz sobre el dolor de un poeta. Por suerte por ahora solo es un manuscrito, bueno, mejor dicho, son 5. Aunque a veces me da por creer que son 2666. M le afirma que en realidad no hay justicia, solo la muerte, solo existe la muerte y la injusticia. B responde con la misma sonrisa anterior y M se estremece. B pide a M que escriba una entrevista llena de ficción, que al fin y al cabo le hará más honor que ninguna de sus respuestas. M se disculpa y le dice a B que hará lo que pueda. B le amenaza con enviarle un grupo de poetas infrarrealistas si no le gusta el resultado. M asume su destino dubitativa, no puede hacer nada más que escribir lo mejor que sepa, como siempre.>>

Y así, a groso modo o a mi modo se expresa Meruane en su prólogo, un relato bolañesco escrito con cariño y sensibilidad, autobiografía, literatura, guiños, referencias y también anécdotas. Imita el estilo y estructura del relato Llamadas telefónicas, de Bolaño. Solo el prólogo cuenta con 25 capítulos cortos numerados en latín. Bello y hermoso, de lagrimita. Además hasta consigue presentar lo que se viene por delante. Conozco a varios lectores que odian los prólogos, que no entienden el porqué de su existencia más allá de aumentar las ventas como lo harían en una película que invitan a un actor famoso solo para escribir su nombre en el poster y atraer a más público. Pues ese es un uso recurrente del prólogo, sí, pero también se pueden escribir textos como este, capaces de transmitir tanto como los siguientes que vienen. Se puede y se debe.

El libro empieza los relatos de Bolaño por el famoso Sensini, el cual reseñaré en una siguiente entrada, aquí.

Cuentos completos de Bolaño

BUBA, el karma entendido desde el cristianismo.

Buba es una película alemana de humor negro sobre dos hermanos y una extraña relación con una ley heredada por su abuela: la cuenta del bien y el mal que lleva uno de ellos, Buba.

La historia transcurre desde la adolescencia de los hermanos cuando Buba decide participar en un concurso de break dance, el cual gana y además se besa con la chica que le gusta que también participaba. Cuando vuelve a casa sus padres han muerto en un accidente de coche y su hermano iba también en el vehículo. De primeras su abuela le dice que también murió y le culpa a él diciéndole esa frase:

ESPERO QUE LA DIVERSIÓN TE HAYA VALIDO LA PENA

Abuela Buba

Una frase violenta y cargada de significado. Buba reacciona aplastándose una mano con un martillo. Al poco se entera que su hermano está vivo en el hospital. Desde ese día cree que cada alegría o diversión tiene un precio en penas. Así que decide ser un desgraciado, hacerse daño a menudo y dedicarse a sufrir con tal de que su hermano esté bien. Su hermano se recupera con muchas secuelas como es una enfermedad que le obliga a medicarse de por vida y un acento francés venido de una deformación del cerebro.

El falso famoso. Un efecto genial que logra hacer bien el film es el efecto de falso famoso. Sale Leonardo Di caprio como perdedor del concurso de breakdance.

A parte del argumento que es divertido, grotesco y bastante original, la filosofía que contiene es una maravilla. La culpa judeocristiana se entremezcla con el karma hindú creando una ley horrible de castigo/recompensa o como dice la peli: Más dolor, más recompensa. La culpa es muy poderosa y a pesar de que lo laico se ha extendido por Europa hasta que el cristianismo parece ser minoritario, tantos años de obligaciones culturales por parte de la iglesia católica y protestante ha hecho mella, una huella probablemente imborrable aunque vaya mutando. Las leyes siguen basadas por unos criterios de culpa, redención y recompensas a pesar de la ilustración. Buba, acepta su destino como redentor familiar elegido por su abuela. Hablemos de su abuela. Esa señora me recuerda a la típica mujer mayor agarrada al rosario, temerosa de dios tanto como del diablo, con la firme creencia de habitar un lugar un poco menos malo que el infierno y pensar que la vida es una prueba de dolor para ganarse el cielo. Sufre, sufre, llora, llora y reza, resiste para ganarte el paraíso. Un seguido de ideas que te impulsan a un autosacrificio que no pueden llevarte más que a la ruina. ¿Cómo es posible abrazar un sistema de creencias con esas características? Es como abrazar un cactus cuando tienes sed esperando que de esas espinas que te agujerean la piel brote agua.


Buba aprende a caer, se convierte en algo así como un especialista lo cual le es muy útil para ser un gangster de segunda sin miedo a la muerte. La ley que rige su vida lo conduce a una vida delictiva aprovechando sus necesidades de dolor. Además, Buba tiene un cuaderno donde recoge todos los sufrimientos de su vida.

¡Un diario de sufrimiento!

Por último solo quiero decir que la película parece hecha por los hermanos Cohen regresando de un viaje fascinante por Alemania. Me ha gustado mucho, se nota que no tenían todo el dinero que les hubiera gustado para invertir en la grabación y aún así han hecho un buen trabajo.

Si queréis saber más tendréis que verla.

BUBA, el karma entendido desde el cristianismo.

Terror comparado, cine en octubre

¿Qué tal, peña? Estoy pasando una época complicada (¿Como siempre? y ¿Como todos?) y por eso publico menos en el blog, porque ganas no me faltan, sigo leyendo y viendo alguna que otra película aunque a un ritmo inferior al de hace un par de años. Lo cual está bien.

Hoy, día 31 de octubre, aún de día, los espíritus se dejan notar en forma de viento mientras aguardan la noche para aprovechar esa brecha liminal que une las dimensiones. Estoy de vacaciones, en mi nuevo hogar, en el campo, en la montaña, considerablemente expuesto al meteo que juega conmigo noche sí noche no como un dios caprichoso. Se llevó una pérgola de plástico que nos sirvió de cocina un tiempo y rompió la otra pérgola que aún nos hace de cocina temporal. La reparé y seguí confiando en los espíritus bondadosos de la zona que presiento piden clemencia a ese dios menor del viento que quiere arrasar con todo. Les gustamos. Ayer hicimos una fogata y mi bruja y yo estuvimos iluminados por las llamas, sentados bien juntitos, bajo la potente luz de la luna llena que parecía un enorme foco de teatro iluminando lúgubremente la escena. Hay duendes curiosos observándonos. Nos quedamos hasta que la última llama se apagó y nos refugiamos en la caravana. Allí vimos un par de películas de terror arropados en la cama, Hermana muerte y El juego de Gerald.

Curiosamente les encontré un vínculo que las unía en una cruz.

Hermana muerte trata sobre una mujer que de niña vive un milagro en su pueblo natal y todos los vecinos del pueblo la empiezan a llamar la niña santa. Ella, empujada por ese día que le cambió la vida, decide hacerse monja. Tiempo adelante, entra en un convento para tomar los hábitos y va descubriendo poco a poco un misterio relacionado con un espíritu que mora allí. Una película española de bastante calidad que consigue inspirar dentro de una ambientación terrorífica un sentimiento de piedad y compasión. Hermosa e interesante, muy recomendable para estas fechas.

Una monja vestida de hábitos blancos permanece de pie, de espaldas, sujetando una maleta y mirando al horizonte. La imagen entera está en distintos tonos de blancos.

El juego de Gerald es una de esas películas que me gustan tanto porque con poco escenario y una trama sencilla, explora en profundidad la psique de sus protagonistas y logra atrapar por completo. A Jessie y su esposo se van a una casa en el campo para recuperar la pasión sexual. Él quiere esposarla a ella y tener sexo así, ella le asusta e incomoda y le pide que pare hasta que él se toma unas pastillas que no comentan que son realmente y le da un ataque al corazón. Allí empieza la película, explorando la vida de la mujer, esposada, sola, con su marido muerto en una casa alejada de todo y sin que nadie sepa ni que está allí. Una historia de supervivencia que poco a poco se entorna a decir que la vida es en sí misma una historia de supervivencia y afronte constante de peligros, daños, ataques, ofensas… Quizá lo único discordante del film es el título, quien menos importa es Gerald que en el fondo solo está para obligar a Jessie a afrontar sus traumas.

Una mujer está esposada al cabestro de una cama de matrimonio, tiene una expresión de sufrimiento en el rostro. La habitación está pobremente iluminada y ella vista con un vestido de cama blanco ligero.

Ambas películas tienen por protagonista a una mujer que le ha pasado algo extraordinario que no acaba de comprender, que teme a afrontar aunque sepa que debe hacerlo. La acción las empuja a ello. La mujer después de asumir, en esa postura que podéis imaginar, en cruz, con las muñecas atadas a las esposas y éstas a las columnas el somier, con el cuerpo apoyado a la cama, que nadie la va a rescatar y que su vida depende de ella y su valentía. En esa misma cruz está la protagonista de Hermana muerte, que no confían en ella, le piden que deje de husmear y ella duda de sí misma también. Con el tiempo va logrando creer en sus fuerzas y su intuición y logra descubrir y comprender su situación.

En esa cruz tan cristiana de culpa y redención es donde se encuentran las dos mujeres protagonistas, avanzando en su arco de redención. En la ficción, ese punto siempre debe evolucionar hasta que de alguna manera se supera el miedo, la culpa, el dolor… y luego se crea el nuevo personaje, siempre más fuerte aunque quede malherido.

Disfruté el visionado gratamente, no iba con grandes expectativas y eso siempre ayuda. Me agradó en gran medida la ambientación que logran y ese juego de crear terror pero no buscar el susto, más bien se asemeja a una peso por el bosque de noche, que sientes un cierto temor interno pero en el fondo lo importante es esa transformación que vives a cada paso dentro de tus propios pensamientos y emociones.

Muy recomendables. Espero que estéis pasando un mes de espíritus bien interesante y no en exceso sufrido. Seguiré escribiendo en el blog de vez en cuando.

Leed mucho, leed bien, amaros más y compartid la experiencia de estar vivos.

Terror comparado, cine en octubre

El tercer Reich

Reseña de la novela El tercer Reich, de Roberto Bolaño.

En Alemania, Udo Berger es el campeón de juegos de guerra. En la costa brava, en Blanes, es un turista alemán más, juzgado con cierto recelo por la herida jamás cerrada del nazismo.

El Tercer Reich es un juego de guerra al estilo risk pero más grande y complejo. También fue el tercer imperio alemán (qué bueno que tampoco duró tanto).Como se trata de un juego bastante nuevo, Udo Berger decide llevárselo de vacaciones para estudiarlo, descubrir estrategias y escribir artículos sobre él. Abandona Sttutgart junto a su pareja Ingeborg y deciden viajar a la costa brava, la costa noreste de Catalunya, España. Se alojan en el hotel Del Mar. Aunque no menciona en ningún momento el nombre de la ciudad donde se encuentran, se puede deducir que se trata de Blanes. La describe como una ciudad costera, cerca de Barcelona y por último sabiendo que Bolaño vivió allí, sería muy lógico pensar que se inspiró en ella para escribir este libro. La temporada de verano se dedica por completo a cuidar y explotar a los turistas, muchos de ellos alemanes que disfrutan de unas playas de las que no disponen en su país, un sol que tampoco pueden ver a menudo y unos precios más que asequibles para sus carteras. Udo Berger y Ingeborg se divierten de la manera más cotidiana y común que un turista pueda hacer. Es un inicio difícil de leer por eso, es que es aburrido. Da la sensación que se trata de un diario de un turista aburrido y sin distinción de cualquier otro. Cosa que cambia, cosa que se denota que va a cambiar, y mucho. El arco de evolución de Udo es una pasada. Me ha ayudado a comprender mejor la importancia de la transformación de un personaje durante la obra, aún a riesgo de caer mal o ser hasta aburrido en un inicio, eso permite que el arco sea más impresionante. Bolaño ofrece detalles que muestran un pueblo misterioso, unos eventos que sin dejar de ser comunes en estas épocas y lugares son perturbadores. Udo profundiza en los entresijos del mal como quien escarba en la tierra buscando antigüedades. No tarda en toparse con una pareja de alemanes que les cambiará la rutina dándole un toque salvaje y social a sus vacaciones de pareja. Hanna y Charly les animan a ir a discotecas nuevas cada día. Les empujan a relacionarse con locales como son el Lobo y el Cordero (si sí, tal cual). El Lobo y el Cordero, una pareja que si no recuerdo mal van juntos a todas partes. Así mismo los nombra Bolaño. Un par de españoles extravagantes y dados a la vida nocturna y sus malicias. Entre discotecas, comidas, tardes en la playa, Ambas parejas se hacen amigas, Hanna y Ingeborg se entienden muy bien, quizá no tanto Udo y Charly, pero entre los cuatro se forma algo así como una amistad de verano. Todo se ve desde los ojos de Udo, que deja entrever el funcionamiento de su mente, algo perturbada, dada al delirio, muy imaginativa y observadora, inclinada a la obsesión. Así que todo lo que ocurre lo hace desde esa perspectiva haciéndolo mucho más interesante.

Cita:

–Hace un rato pensabas que habían violado a Hanna. Ahora te causan lástima. En realidad ese par de cretinos son sólo dos latin lovers de pacotilla.

Ingeborg a Udo

Y aquí erradica, para mí, lo mejor de esta novela. Reconozco que al principio mientras leía pensaba: Bua, es la peor novela de Bolaño de las que he leído (adoro a Bolaño). Pero aún así conseguía atraparme en los momentos que más me desligaba de su mundo con pequeños detalles intrigantes. Esos detalles van a más hasta convertirse en toda la narración por la mitad de la misma. El Tercer Reich va cogiendo más y más importancia y se funde con la realidad conforme Udo avanza la partida que lleva a cabo junto a un español que ha conocido en la playa. Aún no he hablado mucho del juego. Consiste en simular la segunda guerra mundial eligiendo uno de los dos grandes bandos, dirigiendo las tropas y el dinero de las mismas. Udo defiende a su nación en el juego dirigida por el nazismo al frente del Eje y el español dirige las tropas aliadas. Ambos van emocionándose y dejándose llevar sin pensar tanto como quizá requiere el juego. Pero regresemos un momento a la playa y el motivo por el cual en la portada de mi copia de la novela salen patines de agua.

Una montaña de patines se acumula extrañamente en la playa. En lugar de alinearlos como sería lo normal en un negocio de alquiler de patines de agua, estos están apilados. Casi parece que formen una estructura dejando algo de espacio en su interior. Udo puede ver eso, puede identificar ese acto como un misterio interesante y digno de resolver.

Otro detalle importante de la novela son los sueños. Roberto narra multitud de sueños de Udo que le da una capa onírica al libro. Una maravillosa capa que disfruté sumamente.

–¿El Tercer Reich? Sí… ¿De verás? Cuéntame cómo te va. Eres fantástico, Udo, sólo a ti se te ocurre ponerte a jugar ahora.

Diálogo entre Conrad y Udo

En retrospectiva, pienso que la novela habla sobre la extrañeza y el misterio que se deja intuir por todas partes, allí donde estés siempre hay algo perturbador, unas sombras en cualquier esquina.

En esta novela la estructura es quizá la que más comodidad le ofrece a Roberto Bolaño. Cada capítulo es un día en el que narra los acontecimientos del mismo. Es una estructura sencilla modificada por factores como son el turno de jugada del Tercer reich. Juega con el tiempo por los recuerdos que tiene Udo del lugar porque ya visitó “Blanes” hace años a veranear en el mismo hotel con su familia. Como suele suceder en las novelas de Bolaño, se intuye un juego interno que se hará más obvio en una relectura. Queda pendiente.

Aquí termino la reseña, pero quiero dejaros una anécdota personal que viví durante la lectura del Tercer Reich:

En mis horas de descanso entre turno y turno de cocina en el restaurante Del Blau me gusta aprovechar para leer. Camino un par de minutos en línea recta con el mar en el horizonte en mi lado derecho. Leo: Manhattan. Un bar clásico, regentado por un matrimonio de mujeres de mediana edad. Ellas me sirven amablemente un café americano con un poco de leche y hielo para que el verano sea menos caluroso y el trabajo salga adelante a pesar de mi cansancio. Tomo un taburete de los de fuera y me lio un cigarrito. Lo enciendo, abro mi libro. A mitad de un capítulo un hombre me interrumpe señalando mi lectura. ¿Tú sabes lo que estás leyendo? Me dice. Sonríe y me enseña un anillo con una swastika. Me empieza a contar que antes era muy nazi y ahora ya se ha hecho mayor y no lo es tanto. Me habla de su estancia en la seguridad social, donde unos “putos moros” entraron antes que él porque “son los amos de España” y lo injusto que es eso. Me relata su pasado como empresario y todo el dineral que pagó a sus trabajadores cuando cerró. Continua hablando del Mein Kanf y lo aburrido que se le hacía, sobretodo por lo reiterativo que es. Aquí aprovecho para contarle que intenté leerlo una vez, y que era muy pesado, demasiado para terminarlo. Lo que en realidad quería decirle es que no soy nazi. Le digo que El Tercer Reich de Roberto Bolaño es una novela sobre un juego de guerra y no sobre el imperio alemán. Nota en mi voz que no soy de los suyos aunque no se lo diga explícitamente y eso lo sé porque empieza a intentar defender con argumentos que su pensamiento nazi ni es tan nazi ni está tan mal. Sabe, porque no puede no saberlo, que si no eres uno de ellos, lo más probable es que los odies o por lo menos que te generen rechazo. Intenta demostrarme que no es mala persona con esa historia de pagar a sus trabajadores, como que fue un acto digno. Les dio 9000€ a cada uno. Lo que no me cuenta es que probablemente estuviera obligado por ley a ello. Seguro que en esos 9000€ había más de un mes de sueldo, finiquitos, compensaciones por la pérdida apresurada de su empleo. Como siempre, el iceberg del nazismo solo deja ver su punta y dice que es blanca, pura, justa. Me pregunto si a Bolaño le hubiera gustado ésta anécdota. Un libro suyo provocando que un nazi salude a uno de sus lectores. Curiosamente, segundos antes de la interrupción del sujeto fascistoide, leía una página donde Clarita le pregunta a Udo si es nazi. El cual responde que no, que es antinazi. La literatura es fuego y permanece en comunión con la vida.

Un par de días atrás, en el mismo bar, en el mismo taburete, leyendo el mismo libro, un hombre se para para decirme que le alegra ver a alguien leyendo a Bolaño. Afirma que no conoce el libro que tengo entre mis manos pero sí la famosa y maravillosa Los Detectives Salvajes, Estrella Distante y Literatura Nazi En América. La causalidad resulta llevarme a comprar cloro para desinfectar la humilde piscina montable en la tienda del lado del Manhattan. Resulta que el dependiente es el lector de Bolaño del otro día. Le cuento mi encuentro con el señor fascista en los días anteriores y se ríe y afirma sin duda alguna que a Bolaño le habría encantado la anécdota. Le pasaron muchas así por sus novelas que siempre se mofaban del fascismo de forma sutil y elegante, jamás apoyando ningún movimiento ni ideología y criticando sin parangón.

El Tercer Reich no sería un libro que recomendaría para iniciarse con Bolaño. Está en la línea de Amberes y Nocturno de Chile, libros que son mejores si se leen después de Estrella distante, Amuleto y Los detectives salvajes. Anímense a leer a Bolaño, un autor maravilloso a quien le debemos un hígado.

El tercer Reich

Hevel, el vacío

Reseña de la novela Hevel, escrita por Víctor Sopo

Hevel es una novela atípica. Parte de una estructura clásica con un inicio, nudo y final, capitulado lógicamente. ¡Pero! Insisto en lo de que es un libro atípico a pesar de su sencillez en el lenguaje lo que ayuda a no distraerse. La trama sigue la cotidianidad de Dennis, que trabaja de repartidor en una empresa de la cual no sabemos el nombre ni sus funciones, algo que puede confundir al principio pero a cada página se entiende más y mejor el porqué es así. El ambiente, de inicio a fin es agobiante tirando a claustrofóbico al meternos constantemente en lugares cerrados, pequeños, pobremente iluminados y sin ventilación. Y lo peor de todo, abarrotados de gente, de escritorios, láminas, mal humor y una actitud competitiva llevada cerca del extremo. Dennis se encarga de repartir láminas entre los escritorios en La Gran Sala. Una sala gigantesca repleta de escritorios y personas trabajando en ellos haciendo trazos en láminas. Las láminas son el trabajo, el trabajo de todos, el modo en el que demuestras todo lo que vales a los demás.


Así, de entrada, creo que puede parecer más confuso de lo que ya aparenta cuando empiezas a leer este libro que, por otro lado, es genial y muy disfrutable. Todo ello es porque toda la trama está escrita en el subtexto, se trata de una gran metáfora llena de pequeñas metáforas provocando a que el lector esté pensando de qué trata todo este misterio realmente. El Director de la empresa viene a visitar a sus trabajadores a veces y como si llegara un huracán, todas las personas corren para alinearse con la espalda en la pared, expectantes o mejor dicho; absolutamente expectantes por la llegada de su admirado Director. Mientras leía no podía dejar de pensar en Kafka. Victor Sopo adora a Kafka y tiene una mentalidad parecida, empujada a la obsesión, por eso Hevel tiene esa forma laberíntica y metafórica.

Las dudas te pueden abordar; pero las dudas son sólo un obstáculo más. ¿Qué tipo de dedicación sería la mía si a cada paso pensara todo lo que tú dices?

Virginia hablando con Dennis, Hevel-Victor Sopo

Hablemos un poco de los personajes. Es Fácil dejarse seducir por los personajes tan bien definidos. La mayoría son realmente maravillosos, con unas voces muy bien diferenciadas. Adoro a la Secretaria; se podría hacer un cuadro hermoso y fascinante de esa anciana mujer en su despacho trayendo vasos de agua a los que vienen a verla. Otro gran personaje es Roberto, un hombre asqueroso, borracho, corrupto, fascinante. Y quizá el antihéroe sería Bernabé, el jefe de la fase de los gritos, amo y señor de la terraza. Un personaje bueno, amable, humilde, unido a su tarea como los demás pero desde el amor. Ah, y está nuestro protagonista, Dennis, quien apenas tiene personalidad ni descripción. ¿Será porque es como el transporte del lector? Dennis se presenta como un novato, alguien que no intimida, a quien se le puede enseñar cosas y pedirle que te dé más láminas. Dennis es por ello muy enimático. Tendemos a identificarnos con el protagonista y necesitamos que de algún modo le vayan bien las cosas, en este caso no queda claro si le van bien o no, si se merece un premio o un castigo, no queda nada bajo la luz de la claridad y aún así es intrigante a más no poder y te atrapa esa atmósfera de laberinto. Todo hilado por Hevel, esa palabra tan compleja que viene a significar vacío. El vacío. ¿El vacío existencial? ¿Por qué estamos aquí? Esas son las preguntas que te rondan en la cabeza mientras Dennis lleva láminas de aquí por allí y observa, junto a nosotros como lectores, como los escritorios se envidian, se engañan, intentan comprender las reglas del “juego” y a base de fe, continúan caminando, peleando por ser algo y quizá alguien y a lo mejor alguien importante, un ganador del juego. Ese juego que creen comprender y al final la presión del entorno les empuja a ser agresivos y aceptar las reglas que se suponen ser las correctas. A pesar de la locura del mundo que es Hevel, tiene mucho del nuestro.

¿Os imagináis saliros del redil? ¿Qué podría pasar si de repente osáis pensar por vosotros mismos y dudar de las reglas, dudar del entorno? No tanto como para volverse loco al no agarrarse a nada ni confiar en la realidad que presentan vuestros sentidos. Eso luce hacer Dennis, hasta lograr tener voz. Quizá lo que más me ha llamado la atención de la novela en su inicio ese detalle. Dennis, no tiene voz, cuando hay diálogos simplemente Dennis responde eso: […] . Dejando a la imaginación del lector su respuesta. El caso es que sus interlocutores entienden lo que quieren, lo cual es casi siempre una respuesta positiva para él mismo, dejando a Dennis como un repetidor más que una persona. Pero Dennis está aprendiendo, y podéis creerme que os sorprenderá. Quizá será una sorpresa decepcionante por ser atípica. Quizá estamos demasiado acostumbrados a un tipo de finales, no necesariamente victoriosos pero sí más comunes.

¿Qué es lo que tiene que hacer uno si aprueba una lámina? Gritar lo más fuerte que puedas para hacer llegar esa aprobación a Bernabé.

Teresa hablando con Dennis, Hevel-Víctor Sopo

Mientras escribo está reseña estoy acabando de comprender la novela, esa es otra de las ventajas de escribirlas. No quiero terminar de reseñar Hevel sin daros un ejemplo de las escenas que la componen. Para que os hagáis una idea de cómo son los personajes que poblan de la novela; hay un capítulo donde Dennis hace cola para entrar a ver a alguien en su despacho. En la cola, todas las personas se saludan unas a otras y repiten sus nombres obsesivamente con el objetivo de ser recordados por estar en la cola, por el esfuerzo de quedarse horas y horas en ella, de pie, esperando. Además, se dan la mano y saludan incesantemente. Los que están por delante de ti te animan a quedarte cuando ya estás cansado de esperar para que así, su posición luzca más avanzada y los de atrás te desaniman para que te vayas y ganar un puesto. Como decía, se trata de un ejercicio de analogías constantes con tendencias obsesivas y con base en el comportamiento en sociedad. En esencia, Hevel es un tanto deprimente. Es como una tragicomedia, cada vez que te muestran un drama duro que te quita la esperanza, poco después de dan comedia, unas bromas de humor mayormente absurdo e hilarante. El humor está muy presente en toda la trama y no por ello le quita ni una pizca de seriedad y de eso, efecto deprimente cuanto más y mejor comprendes de lo que está hablando en cada escena. Vivimos en un mundo absurdo, en un vacío existencial que pocos son los que logran llenar de manera sana y/o satisfactoria y son muchísimos los que simplemente se dejan llevar por la corriente en la que se encuentran.

Como siempre, os recomiendo encarecidamente que leáis este libro, una novela atípica, que habla de las sociedades humanas y su manera de actuar, de la fe, del pensamiento colectivo y del pensamiento individual confrontándose, del miedo al rechazo y la necesidad de aprobación. De todo ello en clave de humor absurdo y analogías constantes muy bien implementadas en cada escena. Una joyita de novela de las que te tienen que hablar para encontrarla y de las que te sentirás orgulloso de haber leído y poder recomendarla a tus amigos más lectoras.

Podéis comprarla aquí:

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Hevel, el vacío

Twitter y las malas praxis

Twitter. Esa madriguera de ruido social. La red del odio. Ese espacio político para el griterío constante. Ese lugar donde yo me construí una parcelita de literatura, cine y buenrollismo. Se me ocurrió un par de juegos para contribuir con algo de creatividad. Inventé el #RetoRelato donde daba una propuesta delimitando la manera de escribir un relato, desde un máximo de palabras, una temática o el uso determinado de algunas palabras. También creé #AforismosAlAzar donde daba a elegir un número dentro de un rango y desde ese compartía un aforismo de varios libros que tengo.

Una ventaja de twitter es que si ignoras los TT (Trending topics) es bastante fácil ahorrarte el odio, las discusiones absurdas (porque jamás o casi jamás son debates útiles), los bots contratados por políticos para meter bulos y más odio y toda la pedafernalia vomitiva que se pueda uno imaginar. Al evitar todo eso, te queda una plataforma que al menos a mí es la única que me gustaba de todas las opciones de redes sociales. Su forma y la gente buena que siempre hay en cualquier parte hacían de twitter un lugar bastante divertido y agradable donde conectar con gente, mejorar la creatividad, aprender cosas, reír, compartir mis escritos… Estaba bien.

Pues se acabó. A raíz de un tuit en el que me dejé llevar por mi mal estar provocado por otro tuit vomitivo me han suspendido la cuenta indefinidamente y también las posibles cuentas nuevas que pudiera crearme. Cosa que no quiero hacer porque si nunca ha sido un sitio demasiado bueno donde estar ahora ya es insostenible. Twitter, ese espacio donde diez nazis pueden denunciar tu tuit denunciando su maldad y quien será vetado eres tú. Uso la palabra nazis porque ahora estoy viendo la segunda temporada de Cortar por la línia de puntos, titulada El mundo no me hará peor persona. En ella, el protagonista habla como se ha blanqueado la palabra fascista, racista, homófobo y otras de esa clase al naturalizarlo. La única palabra que sigue provocando indignación es nazi. Esto ocurre porque «por alguna razón» los judíos no olvidan lo que se hizo.

El caso fue el siguiente: Respondí a un tuit donde un hombre decía que habría que “pedirle” responsabilidades a la madre de Nahel por los disturbios en París provocados por la rabia de mucha gente ante el asesinato de Nahel, a manos de un policía, con pruebas claras de que no había ningún motivo para disparar ni mucho menos para matar. Aquí mi querido Fe0 de la Filmoteca Maldita lo cuenta muy bien:

Yo respondí que pensando de este modo, pidiendo a una madre a quien le han asesinado el hijo, que vaya a juicio por la ira de una gente desdichada; ese tío, el autor del tuit, no merecía vivir entre personas. Eso era todo. Ni lo amenacé de muerte, ni le dije que se autolesionara ni nada parecido. Pues se ve que infringí las normas y hubieron muchas denuncias a mi tuit, hasta el punto de creer conveniente suspender mi cuenta para siempre. Reconozco que me dio rabia, más que nada por todas las personas geniales que había conocido y con quien mantenía una relación de amistad y compañerismo.

Ahora, después de hablar con un amigo del tema, ya se me pasó el enfado. Asumo esto como una victoria, como quien le quita la pipa de crack a un amigo y la rompe contra la pared para que entienda que eso es malo para él y es un regalo perderlo. Así que fck u, Lelo Musgo, ahí te hundas como el titánic, como el titán, como la puta bolsa en el crack del 30.

Por último, quiero comentar lo que ya estaba planeando y la suspensión me ha empujado a finalizar. Estoy en Mastodon, el twitter de la honestidad. El formato de twitter me encanta, el sistema de enviar pequeños mensajes en texto en un instante, una imagen, un vídeo corto y encuestas me parece idóneo para mí. Pues en Mastodon hay eso pero bien. Un límite de caracteres más correcto y justo y lo mejor de todo, dirigido por centenares de coordinadores que crean y mantienen su servidor con sus propias normas, sin apoderarse de tus datos, sin poner publicidad hasta en la sopa y todos estos servidores unidos para que formen parte de una gran red descentralizada. Para mí, todo ventajas. Solo falta la gente. Pues Mastodon, aunque es mucho mejor que twitter (nótese la minúscula voluntaria de desprecio) en todo y es igual de intuitivo en su uso tiene muchos menos usuarios. Es una de esas cosas que no acabo de entender. Igual me pasó cuando salió Telegram, que es mucho mejor que whatsapp en todo y aún así sigue teniendo menos usuarios. Misterios del mercado, amigos.

Aquí os cuentan más y mejor sobre Mastodon:
https://www.xataka.com/basics/que-mastodon-como-funciona-como-te-puedes-registrar

En fin, me podéis encontrar allí aquí: https://mastodont.cat/@Omduart

Podemos seguirnos desde cualquier servidor de Mastodon en el que os creéis una cuenta. Creedme, uniros aquí, no os arrepentiréis, Twitter desaparecerá tarde o temprano porque ya no puede ir a mucho peor.

Twitter y las malas praxis

Carpintería muerta

Una historia sobre cómo salir del desierto… No. Sobre por qué estamos en el desierto y necesitamos salir de él. En barco. El reloj de agua marca lo que nos queda de vida. Una novela de Román Sanz.

La he llamado novela, sí, a pesar de su tamaño que dictaría ser un relato. Pero hay un tema de contexto ahí, un importante asunto acerca del tiempo. Que no existe. No existe el tiempo. El reloj no es de arena sino de agua y la sed es lo que va derramándose.

Esta historia empieza narrando el día a día de un/una carpintero que está construyendo un barco. Uno muy especial, uno que le sacará del inconmensurable desierto en el que está metido. No recuerdo porqué está allí, no sabe, obviamente ni desde cuándo. Sabe construir un barco y tiene los materiales justos, lo sabe. Debe construir su embarcación antes de morir de calor o de sed, de asfixia, de insolación o de soledad. Se trata de una novela de estilo, como Román nos tiene acostumbrados. Román Sanz no sabría ser un escritor común ni aunque le fuera en ello la vida (damos gracias por ello), y nos trae con cada obra un alarde de imaginación grande como el universo y despiadada como el mismo. Sin embargo, cuando su obra no es de terror estricto, siempre hay una luz, una pequeña lucecita que te da esa reconfortante sensación tan humana. Eso que nos da fuerzas para seguir experimentando la vida todavía, a pesar de todo (el dolor). Esa pizca de la mar en el horizonte. Ondeante, siempre presente, rimando con el corazón del aventurero. Cada día que pasa el carpintero se aprecia una creciente degradación, desesperación y esfuerzo por continuar el trabajo y conseguir salir de ahí. A partir del día tres tienes sed junto al protagonista de lo bien que transmite cada sensación agónica.

Sé que siempre recomiendo que leáis cada libro que reseño, esta vez también lo hago, por supuesto, con la diferencia que esta vez debéis comprarlo y leerlo bien pronto porque se trata de una lectura de aquellas que de da un vuelco, que te empuja a nadar cuando ya te sentías ahogado. Es una novela para los tiempos que corren, de ansiedad y depresión, para combatirla, para amar más y mejor la vida y todo lo que ofrece.

Por último, hablaros de Opencity, la editorial (o casi) independiente que ha publicado esta maravilla.

Regida por Daniel Aragonés, miembro de Dentro del monolito como Román Sanz, se trata de una editorial joven, underground, que se podría decir que ha jurado no publicar nada que no sea bien auténtico, poderoso, sincero. En un mundo devorado por el mercado, el verdadero arte se queda escondido entre tinieblas, a las manos de personas como Aragonés que indignado por ello, hace todo lo que puede para traer a las manos de los lectores grandes obras. No perdáis la ocasión de visitar su editorial.

Podéis leer otras reseñas de obras suyas aquí:

Intrusión, su primera novela, explora el mundo onírico con J.

Benceno en la Piel, novela de terror y comedia situada en el festival literario de la Semana Negra de Gijón.

Y por último y más importante los links para comprar Carpintería Muerta:

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Carpintería muerta

De rebeliones va la cosa Vol II. Opinión subjetiva.

Reseña guapa de la genial antología de la aún más genial Distri Aslogh.

https://paralelismoeleixapren.wordpress.com/2023/04/23/de-rebeliones-va-la-cosa-vol-ii-opinion-subjetiva

Bruxismo nocturno

«Letargo. Alfa. Eclosión. ¡Somos libres! ¡Somos libres! ¿Somos libres? Globalización. Alienación. Todos somos robots ¡marionetas del sistema!Alguien mueve los hilos… ¿Por qué? ¿Por qué? ¡¿Por qué me rebelo?! Oh my God! Oh my God! Frustración, nada merece la pena. Guerras, hambre, dolor…»

Emilio Restrepo. Museo Cocount 1×02

Un buen día, Elona publicó un Tweet consistente en un único punto y la humanidad entera enloqueció con tamaño acto de rebeldía. Comenzaron a surgir interrogantes axiológicos referentes a dicha acción que impulsaron bajo el lema: «Elona vult» un ambiente de orgías con cocaína y enanos putos, todo tipo de lucubraciones dementes y cimbreos por doquier entre la plebe. Empezaron a producirse pequeños levantamientos que desembocaron en trifulcas dialécticas en directos de Twicht; moda de melenas en plan Silkience, violación de buzones en el sentido bíblico y colocación de conos de tráfico sobre las cabezas de estatuas ecuestres y no ecuestres…

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De rebeliones va la cosa Vol II. Opinión subjetiva.