Hoy me dio como un pequeño ictus «poético» con mis disculpas a los y las poetas. Y he improvisado esto, como hace años hacía muy gustoso, poesía automática lo llamo, no sé si habrá algún consenso humano para titular eso, pero me gusta el mío, poesía automática. Al fin y al cabo el surrealismo no murió, solo volvió en su lugar favorito.
Disfruten de su día, amigas y amigos. Lean e inspiren y expiren más.
Han sido movimientos laaargos verbos. Flores rojas que crecieron torcidas a veces por el viento y otras por seguir y perseguir el eje de rotación.
verbas y barbas largas. Masculinidades en proceso de cambio por cojones, por necesidades y por aburrimiento. Y miedo, claro y siempre miedo negro. Flores verdes, azules sobre todo y debajo de la nada. Asomando por una ventana que no deja fluir el aire, que aprieta como un vientre restreñido. Y que dolor, ay dios mío, que dolor de parto infinito y el sol que no termina de amanecer…
Ovejas eléctricas que sueñan con el último ocaso, el que extinguirá las pilas alcalinas y los anuncios televisivos. Frutas dulces con cada día menos vitamina y mejores falsas ofertas. ¿Que si quieres bolsa?
Que tetas tan hermosas… que yogures tan baratos, dame dos. Que cielo tan rallaaaaado.
Booom. Setas.
Caramelos para niños. Caramelos cableados. Y poemas desangrándose encima de la mesa, debajo de tus pies apestosos. Qué cansancio y que montón de trabajo por hacer. ya no quedan horas. ni puntos ni comas ni puntos y comas. Arroz y pasteles. Todo en blanco fluorescente. Yo también merezco mi parte, mi espacio, mi individualidad colectiva. Quieres más ropita? Me he tragado un silbato y estoy que no puedo dejar de quejarme. Un porra se estrella y ni siquiera llegó la noche. Huele a plástico quemado. Basura, basura, basura, basura, basura… Ay de aquel que ose ser trapecista….
No hay cuerda.
No hay centro.
No hay ceguera.
Porque todo está por ver, por lo visto.
Somos osos hormigueros y nos obscesionan las colas preguntonas… Ya hacía que no hablaba de historia. ni de rosas… añoro los tiempos de la métrica segura y trabajada. añoro nacer en creyendo que sí se puede ser perfecto. No. No. No. Que vuelva la risa tonta y los pedos después de comer. Que se rindan los pacifistas antes de la siguiente tempestad de metal. Que rían los payasos y pinten el suelo de su maquillaje revoltoso resvaladizo.
Creo que todo se contagia porque somos gotas en un océano de circunstancias. Y el hijo puta de Lee tenía razón. Baja la cicuta, una milimetrada hora más de acción.
Acción.
