El emperador de los helados

El narrador valeroso armado con una lengua afilada cual espada de indignación, abriéndose paso entre la mala praxis de las sociedades e individuos con precisión y constancia. Ese es mi narrador favorito en el Emperador de los helados, de Jorge Morcillo, esa voz reconocible, esa Laura Maldonado que a veces es un hombre, pero con la constante de ser una poeta, no necesariamente de profesión pero sí siempre de espíritu, al igual que la primera novela que leí de Jorge, de cielos y escarabajos, reseñada aquí.
El emperador de los helados es un libro de relatos editado por Niña Loba y escrito por el señor Morcillo.
No hay en estas líneas regodeo ni moralina, sino, más bien al contrario, una visión burlona y salutífera, alegre y celebratoria de la tragicomedia humana. Así es compadres, todo pasa rápido, demasiado rápido y no vale lamentarse. Aunque los relatos no se unen uno al otro, a mi entender hay dos mundos en los cuales ocurre la acción. Sin lugar a dudas, el mundo donde vive la propietaria del castillo del ex vizconde de Labrouste en la novelette incluida en el libro: ESCRIBIR O ESCARBAR. Que no es otra que Mirelle, obviamente, ni vizcondes ni directores de cine ni mucho menos gobiernos franceses, ese mundo es el que más me interesa y me ha atrapado violentamente. Si es que el estilo de Morcillo tiende a coger al lector por la camisa mientras le ladra un largo discurso de rebeldía y rabia hacia a todo aquello que le desagrada, a toda la parte de la vida que no es puro horror o pura exploración valiente del mismo horror. Esa parte que consiste en rendirse ante los poderes que dictan esta mierda de narrativa de bajísima calidad y valor. Ese mundo, al que se me ocurre llamar el oasis del escarbante. Luego hay otro mundo, uno que sinceramente no comprendo. Varios relatos tratan sobre el viejo oeste en algún punto de la historia que no sé distinguir pero que demuestra que aún no se trataba de un estados unidos fuerte y con el control total del territorio, con muchos y variados frentes abiertos, una época de pioneros viajando y apoderándose de la tierra «nueva». Solo diré que están bien redactados, se nota que se basa en historia real y que los personajes tienen a mi parecer una tendencia a ser personajes del universo de Jack London. Lo más probable es que esto lo diga porque es mi única referencia de los inicios de Estados unidos. Así que al ser esta mi reseña en mis dominios dentro de WordPress, he decidido no hablar de esos relatos de ese segundo mundo al que no he comprendido ni tampoco he podido conectar ni la mitad de bien que con los del Oasis del escarbante al que me refiero, donde no hay ni una coma que me desagrade o desentone. Cada personaje es hermosísimo y poderoso y me hace llorar o rabiar, reír y hasta cantar por momentos; mejoran incluso el sabor del desayuno, me ilusionan de nuevo por vivir en este mundo sumido en mediocridad, violencia y lo peor de todo, el aburrimiento de una cotidianidad demasiado bien sentada en un gordo y absorbente sofá, aunque éste no sea igual de cómodo para todos.

Diles que se escribe como se ama.
El emperador de los helados, Jorge Morcillo

Primera parte

Cruzar el puente inicia el viaje. Con una historia sobre la familia Sedlák. Una familia con un patriarca que puso el listón del éxito altísimo al ser uno de los mejores compositores europeos en las primeras décadas de nuestro siglo. Con ese peso, el relato trata de mostrar como eligen los hijos de Janik Sedlák sus propios caminos. Siendo los más interesantes los del hermano revolucionario y artístico contra todo y todos y el hermano que se aparta del mundo de la música para hacerse juez. Siendo un juez que no cree en la justicia. Con solo lo dicho, os podéis hacer una idea del juego de simbolismos y narrativas que derivan de este relato. La verdad es que es una gran bienvenida a la altura del resto del libro, te anima a cruzar el puente y alcanzar toda la profundidad ofrecida.

Mirelle es la verdadera propietaria del Castillo del difunto vizconde de Labrouste. Me fascina cuando se denomina a algo o a alguien respecto a otra persona que a veces ni si quiera está viva. Como la hija de Amancio Ortega o el Castillo del difunto vizconde. Mirelle es una rata de biblioteca, entrenada en el arte de la lectura y la filosofía de vida de un erudito ermitaño. Es realmente exquisito la manera de narrar de Mirelle, de verdad, rivaliza en el primer puesto junto con los otros relatos favoritos del conjunto. Este relato narra la historia del castillo, es el relato que mejor describe al vizconde de Labrouste, un personaje que amo mucho por ser una de esas personas que rompen con la tradición justo cuando esta le hace más falta un cambio de rumbo. Y es que hay ricos buenos, es más, hay miembros de la nobleza buenos. Una cosa que me ha ayudado a no odiar de manera sistemática al colectivo de ricos y la nobleza es pensar en que hubo una época que la mayoría de escritores, músicos y filósofos eran nobles, pues solo alguien que no necesita ganarse el pan podía dedicarse a las artes y a las ciencias. Son disciplinas que requieren mecenazgos o un enfoque práctico que normalmente ya limita la cualidad del trabajo. Pero bueno, el caso es que leer como se consigue que una rata que dedica su vida a comer cualquier cosa, a reproducirse y salvaguardar su piel a toda costa, puede aficionarse a la lectura, a la vida contemplativa, al desinterés por la supervivencia al verla asegurada por terceros es sencillamente hermoso e increíble. Morcillo logra mostrar esa transformación de manera impecable y hermosa. Es uno de mis relatos favoritos.

ESCRIBIR O ESCARBAR es el corazón del libro, el relato más largo, tanto que se puede considerar una novelette.

Poseo un alma libre, que se apoya por entero en sí misma y que está acostumbrada a guiarse como le agrada.

Michel de MONTAIGNE

En ella narra la historia un reciente famoso director de cine que odia de todo corazón esa fama que le ha llegado a raíz de la última película en la que trabajó. El director, que no creo que valga la pena nombrar le escribe una carta a Briggitte, una actriz con quien trabajó, excusa que usa el autor para despodricar sin parar sobre la industria del cine, de la literatura y del arte en general. Todo eso lo hace con bellísima brutalidad dialéctica y atractiva. Por el camino, el director describe su vida en el castillo que ha adquirido en un pueblito de Francia y su nueva vida en la que casi casi sigue los pasos del vizconde.
La novelette tiene una parte fascinante donde en un derroche de admiración por Montaigne (de ahí que ponga la cita de la primera página de Escribir o escarbar). También tiene un personaje misterioso que reconozco no he logrado adivinar, llamado ****. Además, la historia transcurre en plena pandemia del coronavirus, siendo un relato super original, pues mucha gente aprovecho para relatar sus vivencias en mitad de la pandemia. Ocurre un suceso más allá del coronavirus, el despodricamiento, la depresión del director de cine y el derroche, y es el conflicto de las armas antiguas que están en el castillo, que pudieran venderse, abrir un museo público o darlas al estado (creo recordar), una trama más interesante de lo que pensé en un principio ya muy envuelto en los demás conflictos. Bien, sin duda es la pieza central de la obra y es realmente magnífica. No sé que más podría decir, yo creo que antes de continuar con la reseña podríais haceros con el libro. Como curiosidad antes de adentraros os quiero decir que las páginas están numeradas con números romanos. Dudo en el por qué de esto, pero sospecho que tiene que ver con la rebeldía inherente a Jorge Morcillo.

Auge y caída de una secreción nasal. Hace años que pienso que el humor es sino la mejor, de las mejores herramientas de expresión del ser humano. En este relato, un moco, literalmente un moco, da sus últimas reflexiones de lo que cree que es la vida, de como es y de como se vive. En una página, Morcillo logra definir con mucho acierto a mi parecer lo que es la vida. Un derroche. Un moco que sale disparado sin más razón haciendo ahínco a la de pruebas que hay en dicha afirmación. Un derroche sin fin, y así sea.

Segunda parte

Ésta parte contiene justamente unos relatos que no conecto. La atmósfera cambia casi por completo, ya no hay un espíritu rebelde sino más bien explorador, guerrero y misterioso. Justamente cuando llegué a esa parte me quedé bloqueado y dejé el libro unos días antes de regresar. Pero tampoco digo que sea una mala parte. Aullidos me gustó mucho sin saber muy bien por qué.

Tercera parte

En esta tercera parte mi sensación es que ambos mundos se encuentran, chocan y se unen formando un nuevo mundo… o no tan nuevo, el nuestro.

Devastación es un intrigante relato que también decido no contar nada, pero quería mencionarlo, pues me gustó muchísimo.

Regresar, la nostalgia. Este relato es muy sencillo, me recordó un poco a mi relatito de La surfera de Higuer porque lo principal es la atmósfera de la melancolía. Es bello, es hermoso.

Coyotes (hermoso y perfecto y dedicado a una gran escritora), este es otro de mis relatos favoritos. Dedicado a Yordanka Almaguer, una enorme escritora que tampoco podéis perderos. La historia narra como un grupo de arqueólogos van a México. Este relato está más cerca de Escarbantes que el otro mundo, y es realmente precioso y poderoso… No quisiera destriparlo. Lean, por favor.

Mi amigo Artur, la amistad. Este relato es muy bonito y logra ser interesante a pesar de tener de ambiente la segunda guerra mundial, la temática sobre la amistad lo convierte en un relato hermoso y atemporal. Se puede leer individualmente en digital en Lektu, aquí. Además, le hice reseña en su momento, aquí.

LO INEXPRESABLE, el latido del corazón. Relato final cerrando el libro con la reconocible y fantástica voz de Laura Maldonado, poeta narradora de la novela publicada anteriormente al Emperador de los helados, De Cielos y escarabajos. Podéis comprarla en la página oficial de Niña Loba, aquí. También la tengo reseñada, aquí. Un relato bello, una carta para los escritores, para las autoras, para poetas… sumamente emotiva y hermosa. Diles que se escribe como se ama.

Aunque podría seguir, prefiero no aburrir al lector y además tengo la sensación que muchos dejarán la reseña a medias y se irán a la librería que es lo que debe ser… así que…

Leed mucho, disfrutad cada palabra.

El emperador de los helados