Brazil, la distopía del papel

Hoy quiero hablaros de una de mis películas favoritas. Brazil, de Terry Gillian (Phyton team), quizás la película distópica de mayor calidad en su presentación de un mundo humano conquistado por la burocracia.

Monty Phyton

A diferencia de sus trabajos con los Pyhton al completo, en Brazil el humor es certero, nada absurdo y quiere hacerte reír al mismo tiempo que te horroriza. Una muy buena mezcla entre dramas y comedias.
La narración cuenta como un hombre de imaginación oprimida se enfrenta a su realidad, una realidad gris, peligrosa, aburrida, estresante, llena de asaltos a la privacidad y un vacío existencial kilométrico.
Ante todo este flujo de emociones, nuestro querido protagonista, Sam Laurie, intenta tirar adelante… Encontrar la mujer de sus sueños, dejar su trabajo, volar…
Los planes tienden a truncarse por esos actos incontrolables que ocurren. Como una mosca cojonera que entra en una oficina.
Brazil logra un ritmo bello y natural. La sensación es como de subirse al tren de la bruja y dejarse llevar entre susto y chiste. Un espectáculo que se va mostrando y desenvolviendo dando el tiempo justo entre ellos.
Ya no mucho me queda por decir… pocas películas he visto dobladas al español que luego las vuelva a ver en versión original. O original o doblada pero cuando busco lo primigenio es que me he enamorado.
Podréis observar como Gillian y su pedazo de equipo van guiándote en este mundo distópico (Tan asqueroso y terriblemente parecido al nuestro) para mostrarte lo horrible que puede ser nuestras acciones y lo muy metida que tenemos la cabeza en un agujero y no acabamos de darnos cuenta ni tampoco de aceptar que hemos marcado un rumbo que no se parece en nada a lo que de verdad queremos… Si es que sabemos lo que es eso.
En Brazil todo ocurre a través de un papel que lo certifica y por eso la frialdad nos lleva a comer en un restaurante mientras cocineros mueren quemados y el maitre viene a consolarnos, disculparse y poner un biombo para seguir disfrutando de una comida mentirosa y una tranquilidad falsa.
Que poco nos separa…
Aquí os dejo el maravilloso temazo de la película:

¡Brazil es un estado mental!

Al poco que la empieces puedes empezar a disfrutar de similitudes con novelas. La más obvia es 1984, la distopía de Orwell. Farenheit 451 es otra que nos puede venir a la mente. A mi me ha inspirado mucho, y estoy uy agradecido que hayan artistas de la talla de Gillian para crear obras tan bellas y profundas. Eso me anima a seguir trabajando para lograr crear algo que sea impactante, bello, divertido o que provoque cualquier emoción. Aquí os comparto un…

Pequeño texto automático:
Brazil, un lugar caóticamente ordenado. Como los bosques, pero al revés. Grises, sin alegrías ni colores. Sellos rojos como la sangre provocando la muerte a cualquier inocente o pecador. Las barreras tan altas que separan incluso los sueños, las fantasías y el cielo de la imaginación está tan arriba… tan arriba…
No hay guerra, ni batallas por ganar, solo papeles por firmar unos minutos de desayuno y otros pocos para fichar. Obtener información requiere de prisiones gigantes y mesas compartidas y compartimentadas. Tengo hambre. Se estropeó la ingeniería matemática matutina, el café le falta unos minutos para cocinarse y mi ropa sigue tan sucia como la última vez que me vestí. Hay magos en otras dimensiones y algunos reparan calderas y sistemas de refrigeración. Es terrible. No quedan focas en el hielo, ni hielo, pero puedes tomarte un trago con cubitos, si puedes pagarlo.
Que Dios salve al rey, que nadie lo hará por él. Cuando ese gran demonio samurai aniquile los restos de humanidad, despertarás del sueño inducido y nada habrás producido.

Solo me queda que pediros que la veáis donde sea. Legal o ilegal, pagando o robando pero… ¡Me la ven!

Brazil, la distopía del papel