Chat-GPT y el afán humano de inventar herramientas que luego no podrá evitar ni sus beneficios y sobre todo sus efectos contraindicados.

No estoy dispuesto a llamarle a nuestra era la era de la inteligencia artificial aún. La tecnología ha avanzado a tal punto que es difícil distinguir entre lo que es real y lo que es artificial, especialmente vemos este fenómeno en el mundo digital. La literatura no ha sido ajena a estos cambios, y en los últimos años, los modelos de lenguaje como Chat-GPT han demostrado su capacidad para generar textos que se asemejan cada vez más a los escritos por seres humanos. Sin embargo, esta capacidad también ha planteado una gran cantidad de lógica controversia; como por ejemplo, ¿Cómo puede saber un lector si un texto ha sido generado por una IA o por un ser humano?
En este articulito, exploraremos cómo Chat-GPT afecta al mundo de la literatura y por qué creo yo que se convertirá en un filtro de calidad.
Por algún motivo, en los inicios de la era industrial, nos pareció que TODO debia “mejorarse” creando un sistema de fabricación de réplica de modelos a gran velocidad. Como si el hecho de producir más siempre fuera una mejora para las sociedades humanas. Y no. Aunque sí lo es respecto al alimento o a los materiales para construir viviendas, por ejemplo, no se puede aplicar esa lógica capitalista a todo porque así es como nos encontramos a escritores sintiendo miedo de ser substituidos en su profesión cuando ésta ni siquiera es remunerada (o no como para depender exclusivamente de ella) en la gran mayoría de casos. ¿Cómo es posible que queramos substituir nuestro trabajo por máquinas con una profesión que nos gusta tanto que la hacemos gratis? ¡Y pagando en algunos casos! No me cabía en la cabeza, pero una vez más mi curiosidad me implusa a probar y aprender. Y es que Chat-GPT es una herramienta fascinante. Después de una hora probando los límites de la IA pude ver que esos límites son más impuestos por los desarrolladores por seguridad que por la propia capacidad por el modelo de lenguaje; lo cual me asusta considerablemente. Realmente da la sensación que con el tiempo una IA puede aprender hasta imitar a los humanos perfectamente. De entrada, da la sensación que lo único que nos sigue diferenciando son nuestros defectos inimitables, nuestras manías y nuestra experiencia imperfecta. PERO. Yo creo, o al menos eso me hace pensar el juguetear con GPT, que podrían imitar eso también. Con el tiempo.
La capacidad de Chat-GPT para generar textos ha sido una de las grandes maravillas de la inteligencia artificial. A través del aprendizaje automático, este modelo de lenguaje puede generar texto coherente y bien estructurado que se asemeja al escrito por un ser humano. Esta capacidad ha sido utilizada en una amplia variedad de aplicaciones, desde chatbots hasta la generación de contenido para sitios web y redes sociales. Sin embargo, en la literatura, el uso de modelos de lenguaje como Chat-GPT ha sido más controvertido. Los críticos han argumentado que los textos generados por IA carecen de la creatividad y la emoción que solo los seres humanos pueden transmitir. Pero los defensores han argumentado que los textos generados por IA tienen una calidad cada vez mayor y pueden ser utilizados como una herramienta para inspirar a los escritores humanos a crear mejores obras. Y yo opino que sí puede ser una herramienta útil, pero al igual que las Ias “pintoras” la utilidad sensata y moralmente justa es como aprendizaje o orientación.

Por ejemplo, GPT es capaz de crear personajes con tan solo unas cuantas directrices. Del mismo modo puede crear inicios de historias o nudos o finales. También puede valorar si un escrito está bien escrito en cuanto a lo técnico se refiere. Otra opción que me pareció muy curiosa es las recomendaciones literarias. Para cualquiera que lea este blog de vez en cuando sabrá que mi escritor favorito es Roberto Bolaño. Le comenté esto al Chat y me recomendó que leyera a Julio Cortázar y a Onetti por tener estilos que podrían gustarme partiendo del gusto por la literatura de Bolaño. Curioso ¿no?
Pero el surgimiento de textos generados por IA también ha planteado un desafío para los lectores. ¿Cómo pueden saber si un texto ha sido generado por una IA o por un ser humano? Imagino un mundo donde se usa habitualmente esas Ias para hacer publicidad, por ejemplo y algunos autores buscan la forma de publicar novelas como churros, doblando la velocidad, siendo, más que escritores, como un peón en una cadena de montaje de libro. Este hecho obligaría a los lectores a ser más exigentes, lectores perspicaces que si detectan que un libro tiene un exceso de IA ya no les interesa y dejan una mala reseña sobre el mismo. Aquí esta el filtro de calidad, lo cual podría ser bueno para el mundo literario.
Este filtro de calidad se basa en una simple premisa: los textos generados por IA tienen una serie de características que los distinguen de los textos escritos por seres humanos. Estas características incluyen, entre otras, la falta de una voz única, la ausencia de emociones y sentimientos, y la incapacidad para capturar la complejidad y la profundidad de la experiencia humana. En contraste, los textos escritos por seres humanos tienen una voz única, una perspectiva personal y la capacidad de transmitir emociones y sentimientos. Estos textos también son capaces de capturar la complejidad y la profundidad de la experiencia humana en una forma que la IA aún no puede replicar. Ese aún sigue siendo preocupante, pero por ahora lo hermoso de todo esto es que una herramienta que simplifica el acto de escribir, paradójicamente convierte la actividad en un trabajo mucho más exigente para el escritor que quiera mejorar y distinguirse en un mundo cada día más dado a la automatización y al uso de modelos.

En definitiva, Chat-gpt puede ser, como tantos otros inventos, una herramienta muy útil o un arma a la contra. Y como siempre va a ser ambas a la vez.
¿Qué os parece a vosotras, peña?
Por cierto amigos. ¿Creéis que usé el Chat para escribir este artículo?
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